El 1 de Enero pasado comenzó a regir en España la llamada Ley antitabaco. Sus principales efectos son la prohibición de fumar en lugares de trabajo y en bares y restaurantes de más de 100 metros cuadrados.
Es interesante reseñar cómo se vivió el antes, durante y después de la ley. Especialmente haciendo un contraste con Argentina, donde las leyes muchas veces son papel mojado antes de sancionarse. Además España es, de los países de Europa, uno de los más cercanos a la Argentina en cultura y tradiciones. Cabría esperar similares reacciones que en nuestro país.
Sin embargo creo que lo que ha pasado con respecto a la ley, por lo menos en los primeros días, muestran cuánto se distanció España de Argentina en las últimas décadas.
La primer preocupación de los españoles no ha sido ver cómo podía inflinjirse la ley sino saber cómo hay que hacer para cumplirla. Muchos españoles han decidido dejar de fumar (de todos modos yo creo que ese no debe ser el objetivo principal de la ley sino sólo asegurar el aire limpio a los que no fumamos). Se llega uno a encontrar con que muchos españoles fumadores se quejan de la ley porque saben que deberán acatarla.
Un particular dilema tuvo lugar con los bares de menos de 100 metros cuadrados. Éstos, a diferencia de los de más de 100 metros, pueden optar por permitir fumar o no a sus clientes. En ambos casos deberán anunciarlo con un cartel en la entrada. Tengamos en cuenta que los bares en España son un lugar casi sagrado de reunión de amigos y compañeros de trabajo.
La forma de resolver el dilema de la prohibición o no de fumar por parte de muchos de estos bares ha sido hacer un mini referendum entre sus clientes para que éstos elijan si el bar debe adoptar la prohibición o no. Método democrático si los hay.
En resumen se nota que las leyes tienen un papel importante en la sociedad española. No vamos a idealizar la situación ni tampoco pintar a los españoles como casi alemanes. Simplemente quería reflejar la manera como se tomó una nueva norma por parte de la gente.
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