Bielsa, el escorpión y la rana

De la misma forma que el protagonista de la famosa fábula de LA RANA Y EL ESCORPIÓN , el escorpión Bielsa ha picado arteramente a sus votantes poco antes de llegar a la orilla del Congreso de Diputados.
El ex canciller argentino y autodenominado ante todo "un militante", según sus palabras, ha actuado más como ésto último antes que como servidor público. Sin salirse de una legalidad que no contempla estos engendros políticos de renunciar a la banca antes de asumir, este hombre ha anunciado que aceptó la propuesta de su jefe de militancia, el presidente, de ir como embajador argentino en Paris.
Su naturaleza de escorpión, es decir, de militante, ha primado por sobre su deber moral y político de aceptar la representación de cientos de miles de porteños que lo votaron en las últimas elecciones.
Bielsa manifestó que fue una decisión incómoda de tomar. Pienso yo que hubiera elegido la elección tal vez más incómoda de desoir a su jefe y seguir el compromiso que una y otra vez repitió durante la campaña.
Con esta decisión vemos cómo los ex-integrantes de aquella "juventud maravillosa" de los '70 siguen con su tendencia de mostrarse a favor del "pueblo" pero que a la larga terminan siguiendo el dictado de su grupo cerrado de "compañeros".
Tanto como en los '70 contribuyeron a incendiar el país combatiendo a un gobierno constitucional, dejando perpleja a una sociedad que esperaba otra cosa de ellos, ahora vuelven a traicionar a sus seguidores siguiendo caminos supuestamente marcados por estrategias misteriosas diseñadas por el jefe de turno.
Por lo visto, no queda más que entender que "es su naturaleza".