El martes pasado falleció en Estados Unidos el actor argentino Jorge Porcel.
El actor dedicó 30 años de su vida al humor en teatro, cine y televisión para dar luego un vuelco a su vida dedicándose a la religión evangélica a la vez que llevaba un restaurante de pastas en Miami.
Actor del género que los argentinos caracterizamos como "chabacano". Aunque ese estilo de humor y de comunicación ha ascendido a las más altas esferas en los últimos años. Ya poco se puede diferenciar entre el estilo barriobajero de este actor con el del presidente Kirchner o sus colaboradores.
Jorge Porcel realizó una carrera arrolladora en cine donde filmó, en pareja con otro famoso humorista, pésimas películas que fueron destrozadas por la crítica a la vez que llenaba los cines del país.
Popular como pocos, cultor del doble sentido y de la compañía actoral de mujeres "pulposas".
Protagonista del humor pasatista en las duras épocas del gobierno militar, en la que muchos argentinos se dedicaban a mirar para otro lado mientras otros hacían el trabajo sucio.
Jorge Porcel cultivó un personaje que lo siguió durante toda su carrera. Por eso habrá sorprendido a muchos aquel cambio que lo alejó de la actuación y lo acercó a la religión.
Resulta paradójico que habiendo seguido una carrera de este estilo Jorge Porcel haya sido el actor argentino que más lejos ha llegado en Hollywood.
Porcel encarnó a Saso, el traicionero encargado de una discoteca en las afueras de Nueva York en la genial película Carlito's way.
Para la callada envidia de muchos, llegó nada menos que a participar en un film junto con Al Pacino y dirigido por el mismísimo Brian de Palma.
Como se dice en estos casos: que descanse en paz.
Gustos aparte, Jorge Porcel forma parte de la historia de la televisión, el cine y el teatro argentinos.
(Recomiendo la nota biográfica sobre el actor publicada ayer en Página 12).
1 comentario:
Que descanse en paz. La última vez que fue a Argentina se lo veía muy mal. Me acuerdo de Saso en Carlito’s Way.
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