El descontento de los usuarios de los trenes de Bs.As. que acaba de salir aun mas a la luz con los sucesos de Haedo, me hace pensar en el constante incorformismo argentino. Temo que éste esté movido también por la ignorancia... Cuando en los '90 se privatizaron los servicios mucha gente terminó protestando, por ejemplo, por el precio que tenían las tarifas telefónicas. Pero nunca vi a nadie quemando oficinas de Telefónica o Telecom y personas quejándose en Plaza de Mayo por el mal servicio... funcionaban. Actualmente la gente se queja por el servicio de trenes ?, sin embargo las tarifas de los boletos son extremadamente baratas, claro que subsidiadas por el estado. Bueno... ya vemos los resultados.
Sería bueno que muchos argentinos se planteen bien qué quieren: servicios caros (o... no tan baratos) pero buenos o... servicios baratos (y subsidiados) pero malos.
jueves, noviembre 03, 2005
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
No se puede hablar de servicios baratos pero malos o caros pero buenos. Siempre vamos a tener lo que pagamos. Nada es gratis en la vida. Cuanto antes lo entendamos, mejor.
Debería ser una cuestión de sentido común que un país con 8000 dólares per capita va a tener servicios de cierto nivel y que un país con 3000 va a tener otro nivel. Esto es así con los trenes, los teléfonos, la medicina y hasta la calidad de los ravioles del domingo. No hay vuelta que darle ni mágia.
A partir del golpe de 2001, los argentinos elegimos ser un país pobre. El modelo es la Argentina pordiosera, una economía de tan baja productividad que resulta rentable revolver la basura a escala industrial.
No nos podemos quejar de los resultados que obtenemos.
Publicar un comentario