miércoles, abril 05, 2006

Derechos y progreso


El viernes pasado hubo un incendio en un edificio de la ciudad de Buenos Aires. El siniestro dejó 6 muertos y sirvió para descubrir que existía en ese lugar un taller textil clandestino donde, según los medios, se esclavizaba a sus operarios. Para más detalle, se trataba de obreros de origen boliviano.

A continuación se montó un tremendo escándalo, al estilo argentino. Vemos las cosas cuando estallan. Todo los medios empezaron a ver talleres clandestinos por todos los lados y a hablar de bolivianos esclavos en todas las esquinas de la ciudad.

A la par de esto la sociedad se mostró indignada y no faltaron los que se propusieron abogar por los derechos de los inmigrantes bolivianos. Los mismos inmigrantes acabaron quejándose de que quieran defender sus derechos porque su objetivo es poder trabajar y que si trabajan más horas que lo normal es porque necesitan el dinero.

Hay un comentario sobre este tema en edición de hoy de La Nueva Provincia.

Es interesante este conflicto que se plantea entre la exigencia de derechos y el progreso personal de la gente.

Mucha gente sabe que si se intenta respetar sus derechos a un trabajo digno y bien remunerado, se quedarían directamente sin trabajo.

Es paradójico el hecho de que un trabajo digno y bien remunerado no se consigue en las sociedades que defienden los derechos de sus ciudadanos sino en las que han alcanzado un nivel mínimo progreso.

Los bolivianos que residen en Argentina prefieren mil veces un país que les da un trabajo casi esclavizante antes que vivir en medio del desierto «chupando una piedra», como dice la nota de La Nueva Provincia.

Eso sería así aunque en Bolivia rigiera una constitución que garantizara todos los derechos que da por sentado cualquier ciudadano europeo.

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