viernes, julio 28, 2006

Impresiones





En mi reciente viaje a Argentina he llegado a percibir cierto clima de tranquilidad y sensación de que las cosas se van acomodando de a poco frente al panorama que viví antes de irme a España y hace dos años cuando hice mi anterior visita.

Donde había locales abandonados se abren nuevos negocios. Muchos comercios que tenían aspecto de prolongado deterioro se han renovado. Las franquicias parecen estar a sus anchas expandiéndose a través de todo tipo de emprendimientos.

Visitando el centro de la capital de Argentina ya no se observa miseria al mismo nivel que se veía hace dos o tres años.

Las legiones de cartoneros (recogedores marginales de basura) se han reducido notablemente respecto a lo que significó el auge de esta actividad hace cinco años. De todos modos este sector mantiene su vigencia. Continua observandose a esta gente arrastrando sus carretas y recorriendo una ciudad que parece acostumbrarse a estas imágenes de aldea medieval combinadas con escenarios de renovada riqueza.

Mis amigos, que en su mayoría lograron mantener sus empleos de antes de la gran crisis del 2001, me comentaron: "hay trabajo". Son profesionales informáticos principalmente y supongo que el contraste con la depresión de hace un lustro proyecta un escenario de mejora en este aspecto. De todos modos matizo esto observando que ninguno se ha arriesgado a cambiar de empleador en pos de una mejora de sueldo o profesional.

Sé que a muchos de los que vivimos afuera del país y seguimos la realidad por los medios en internet no nos cierra esta pretendida nueva edad de oro que, según mi entender, parece percibirse al visitar Buenos Aires. Especialmente sabiendo que ha habido otras aun mejores que ésta en décadas pasadas.

A mí, particularmente, me parece que la ecuación económica, política y social desarrollada en el país estos últimos cuatro años no puede funcionar a largo plazo.

No puedo concebir que una nación que empobreció masivamente a sus habitantes, hizo un corte de manga a sus inversores e intenta poner un corset a la inflación mediante un burdo control de precios pueda pretender dar un ejemplo coherente y sostenible de desarrollo frente al mundo.

Considero también que puedo estar equivocado...

Visiones hay muchas. La mía, resultado de una acotadísima visita de dos semanas, tampoco pretende ser optimista. Pero tampoco quiero ser necio y no aceptar y decir lo que llegué a observar.

Como pongo en el título de este comentario, son impresiones las que estoy compartiendo por este medio.

Estas impresiones pueden ser perfectamente cuestionadas para mejor o para peor... Y con todo derecho! Más aun cuando la observación provenga de quienes viven el día a día en el país.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jorge...no vuelvas.
no te queremos, no te necesitamos.